La haba es una planta anual, herbácea que se cultiva por sus semillas, muy usadas para el consumo humano. Pertenece a la familia de las papilionáceas o fabáceas. Tiene tallos fuertes y puede superar el metro de altura. Sus hojas son alternas, compuestas por un número de par de foliolos. Las flores se presentan en racimos, con un número variable comprendido entre 2 y 8; alcanzan los cuatro centímetros de longitud y sus pétalos son blancos con manchas violáceas. Es frecuente la autopolinización de la planta.
El fruto es una legumbre, una vaina alargada que puede superar los veinte centímetros. En su interior se encuentran las semillas dispuestas en fila, cuyo número varía entre dos y nueve. Son de color verde aunque se vuelven oscuras al madurar.
La raíz puede profundizar en la tierra una longitud igual a su altura. Es frecuente encontrar en ellas nódulos capaces de fijar nitrogéno gracias a la presencia de bacterias simbióticas, como Sinorrhizobium leguminosarum. Aunque la planta consume la mayor parte del nitrógeno que fijan estos microorganismos siempre queda un resto que enriquece la tierra. Su cultivo ayuda a recuperar suelos agotados.
Polen de haba (Vicia faba) teñido con fucsina básica. |
Polen de Vicia faba. Observación en fresco (A), sobre cinta adhesiva de doble cara (B) y montado sobre resina DPX (C). |
El polen de la haba aparece en unidades individuales (mónadas). Es prolado, con el diámetro ecuatorial de menor tamaño que el polar. Presenta tres aperturas de tipo colporo, es decir, aperturas en las que se combinan poros con colpos. Presenta perforaciones en su superficie.
Imágenes de polen de especies del género Vicia a microscopía electrónica de barrido.
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